Cómo nació “Vivir sin miedo”: del diagnóstico a la escritura

A veces no escribes porque tengas algo que contar. Escribes porque no sabes cómo seguir si no lo haces. Y eso fue exactamente lo que me pasó con “Vivir sin miedo”.

No nació como un proyecto, ni como un libro pensado para publicarse. Nació en esos días en los que el cuerpo y la cabeza no se ponen de acuerdo, en los que te peleas contigo misma y no sabes cómo explicárselo a nadie sin que te suelten un “tranquila, no es para tanto”.

Porque a veces no queremos que nos calmen. Queremos que nos escuchen. Y cuando no encuentras ese lugar, lo creas. En mi caso, lo hice escribiendo.

LIBRO VIVIR SIN MIEDO

💉 Cuando empezó todo

Estudiaba Integración Social y hacíamos prácticas en asociaciones y centros donde las emociones estaban siempre a flor de piel. Nos hablaron de algo que se me quedó grabado: “Si no sueltas las emociones, se te enquistan.”

En aquella época nos propusieron escribir un “libro de emociones”, no para publicarlo, sino para liberar todo lo que íbamos viviendo. Y fue ahí cuando entendí que escribir no era solo una forma de contar, sino de sobrevivir.

Después llegó el diagnóstico de la diabetes tipo 1. Esa sensación de pelearte con tu cuerpo sin entender por qué, de sentirte fuerte y frágil al mismo tiempo. Y lo más duro no fue el pinchazo o el miedo a lo desconocido. Lo más duro fue no saber a quién contárselo sin sentirme juzgada.

Porque si lo contaba, alguien intentaría calmarme. Y yo no quería calma. Quería soltar.

Así que empecé a escribir. Primero notas sueltas. Luego frases. Luego cartas. Cartas a mí misma, a esa versión que tenía miedo, a la que no sabía por dónde empezar. Cartas que, sin saberlo, se acabarían convirtiendo en este libro.

💬 Las cartas que me hubiera gustado leer hace diez años

Cada página del libro nació de esa necesidad de decir lo que nunca escuché. De poner palabras a lo que el cuerpo gritaba en silencio. No hay grandes teorías ni recetas mágicas, solo realidad. La de una persona que, como tantas otras, intentaba aprender a convivir con algo que no eligió.

Escribía de noche, a ratos, entre pinchazos y alarmas del sensor. Algunas páginas las escribí llorando, otras con ironía. Pero todas con verdad.

Porque escribir no me curó, pero me dio voz. Me ayudó a dejar de pelearme conmigo misma y a entender que el miedo no se vence, se acompaña.

“No estás sola. Lo estás haciendo bien. Y se puede vivir con el miedo de la mano.”

🌿 Lo que quería contar (y lo que acabé contando)

Al principio pensé que el libro iba a ser sobre la diabetes. Pero pronto me di cuenta de que hablaba de algo más profundo: de la relación con el propio cuerpo, del cansancio emocional, de aprender a soltar sin culpa.

Quería escribir sobre lo que nadie te explica cuando te diagnostican. No las cifras, ni las dosis, ni las normas. Quería hablar de lo que pasa después: de las dudas, la rabia, las recaídas, la sensación de estar haciendo todo “bien” y aun así no llegar. Porque eso también es vivir con diabetes.

Pero, sobre todo, quería que quien lo leyera sintiera que no está solo. Que lo está haciendo lo mejor que puede. Que no hace falta tener todas las respuestas para seguir adelante.

👧 Mis hijas, mi motivo

Con el tiempo entendí que también lo escribía por ellas, por mis hijas. Porque algún día quería que, si lo leían, supieran que su madre también tuvo miedo, también se cayó, también dudó. Que no siempre fue fuerte, pero siempre fue real.

Que aprender a vivir sin miedo no significa no tenerlo, sino no dejar que decida por ti. Y eso, con o sin diabetes, es algo que todas terminamos aprendiendo.

Ellas fueron, sin saberlo, la brújula que me ayudó a terminarlo. Porque escribirlo me permitió reconciliarme con esa parte de mí que necesitaba permiso para ser humana.

💡 Cuando el miedo se vuelve acompañante

Lo curioso es que, mientras más escribía, menos miedo tenía. No porque desapareciera, sino porque empecé a conocerlo. A entender que el miedo no siempre viene a frenarte; a veces viene a recordarte que estás viva.

Con el tiempo, ese libro que nació para mí empezó a tener sentido para los demás. Gente que lo leía y me decía “me has puesto palabras a lo que nunca supe explicar”. Y eso fue cuando entendí que el miedo compartido pesa menos.

Que a veces escribir no es enseñar nada, sino abrir un espacio donde otros puedan respirar también.

📖 Vivir sin miedo (ahora)

Hoy, cada vez que tengo un ejemplar del libro entre las manos, recuerdo a aquella versión de mí que lo empezó a escribir sin pensar en que alguien más lo leería. A la que solo quería entender lo que le pasaba, ponerle nombre, dejar de pelearse con su cuerpo.

Y pienso que, tal vez, esa es la parte más bonita de todo: que lo que empezó como una conversación conmigo misma terminó siendo una conversación con muchas personas más.

“Vivir sin miedo” no es un manual sobre diabetes. Es un recordatorio de que la salud también es emocional, que el cuerpo no se cura solo con números y que no hace falta estar bien siempre para seguir adelante.

Si algo quiero que quede claro es esto: no se trata de eliminar el miedo, sino de aprender a caminar con él sin que nos paralice.

📬 Si lo lees, léelo sin prisa

Léelo con tu historia en mente, no con la mía. Léelo cuando necesites compañía, cuando te canses de ser “fuerte”, cuando quieras soltar sin que nadie te diga cómo hacerlo. Léelo sabiendo que lo estás haciendo bien, incluso en los días en los que sientas que no puedes más.

Puedes conseguir “Vivir sin miedo” a través de la web, o pedírmelo directamente si quieres una copia firmada. Pero, sobre todo, léelo cuando sientas que necesitas escucharte.

Y si quieres seguir compartiendo reflexiones reales sobre bienestar y vida con diabetes, puedes unirte a mi newsletter de los jueves. Allí seguimos hablando sin filtros, sin tecnicismos y, sobre todo, sin miedo.

Por Sarai Rodríguez Lecuna · @diabetesconsarai

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio